LA IA EN SINGAPUR Y LA UNIÓN EUROPEA

LA IA EN SINGAPUR Y LA UNIÓN EUROPEA

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que permite a las máquinas realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Tareas como el reconocimiento de imágenes, el procesamiento del lenguaje natural, la toma de decisiones, etc. Tiene muchas aplicaciones potenciales en diversos sectores, como la salud, la educación, la seguridad, el transporte, el comercio, etc.

Sin embargo, la Inteligencia Artificial también plantea desafíos éticos, sociales y legales. Tales como la privacidad, la seguridad, la responsabilidad, la transparencia, la equidad, etc. Por lo tanto, es importante que existan normas y regulaciones que garanticen el uso responsable y confiable de la misma.

Singapur y la Unión Europea (UE,) son dos actores importantes en el desarrollo y la adopción de la IA. Sin embargo tienen enfoques diferentes para regularla. A continuación, os explicamos algunas de las diferencias principales.

IA: el enfoque de Singapur

Singapur ha adoptado un enfoque voluntario y autorregulador de la gobernanza de la IA. Su Modelo de Marco de Gobernanza de la IA se basa en dos principios rectores. Uno, que quienes utilizan IA en la toma de decisiones deben asegurarse que el proceso sea explicable, transparente y justo. Dos, que las soluciones de IA deben estar centradas en el ser humano. Así para proteger los intereses, el bienestar y la seguridad de las personas.

El marco modelo no es vinculante ni impone sanciones. Sólo alienta a las organizaciones a adoptar medidas que promuevan el uso responsable de la IA. Por ejemplo, desarrollar estructuras de gobierno interno. O determinar un nivel apropiado de participación humana. También para minimizar el sesgo en los datos y los modelos de IA. Y, desde luego, desarrollar estrategias para la interacción y comunicación con las partes interesadas. Singapur busca equilibrar la innovación y la protección ciudadana. Busca posicionarse como líder mundial en la adopción y regulación de la IA.

La mentorización inversa

La mentorización inversa es una práctica que consiste en que los empleados más jóvenes o con más conocimientos en ciertas áreas, como la inteligencia artificial (IA), enseñen y asesoren a los trabajadores más veteranos o con menos habilidades digitales. El objetivo es fomentar el aprendizaje mutuo, el intercambio de experiencias, la innovación y la adaptación al cambio.

En Singapur, la mentorización inversa se plantea como una forma de preparar a la población para la IA. El gran objetivo es mejorar sus oportunidades laborales. El gobierno ha anunciado que financiará la capacitación en IA de todos los ciudadanos de más de 40 años. Lo hará incentivando a las empresas a implementar programas de mentorización inversa de IA. Así, los empleados más jóvenes o con más conocimientos enseñarán a sus compañeros mayores o con menos competencias digitales.

Tan Wu Meng: el gran defensor de este enfoque

Tan Wu Meng es un médico y político de Singapur. Actualmente es miembro del Parlamento del país. También es el secretario parlamentario principal de los ministerios de Comercio e Industria, y de Relaciones Exteriores.

Tan Wu Meng ha mostrado un gran interés y apoyo por el desarrollo y la adopción de la inteligencia artificial en Singapur. Fue él quien pronunció un discurso en el Parlamento en el que reveló que el gobierno financiaría la capacitación en IA de todos los ciudadanos de más de 40 años, con el objetivo de prepararlos para la era de la IA y mejorar sus oportunidades laborales. Tan Wu Meng afirmó que la IA no es algo opcional o que se pueda sólo plantear desde la regulación, sino que es una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas y el crecimiento económico del país.

IA: el enfoque de la Unión Europea

La Unión Europea ha tomado medidas audaces para desarrollar un marco regulatorio para los sistemas de IA y las empresas que los fabrican. Su propuesta de Reglamento sobre la IA establece normas armonizadas y proporcionales para garantizar que la IA sea segura y respete los derechos fundamentales de las personas y los valores de la Unión.

El reglamento propone una clasificación de los de IA según su nivel de riesgo, desde prohibido (como la manipulación del comportamiento humano o la vigilancia masiva) hasta alto (como la evaluación de la solvencia o la selección de personal), pasando por limitado (como los filtros de contenido en línea o los chatbots) y mínimo (como los videojuegos o los filtros de spam).

Los sistemas de IA de alto riesgo estarán sujetos a requisitos estrictos, como la calidad de los datos, la documentación, la supervisión humana, la precisión, la robustez, la seguridad, etc., y deberán someterse a una evaluación de conformidad antes de su comercialización. Los sistemas de IA de riesgo limitado deberán informar a los usuarios de que están interactuando con una máquina, y los sistemas de IA de riesgo mínimo estarán sujetos a las normas generales del mercado interior de la Unión Europea. Esta pretende establecer un estándar global para la confianza en la IA y proteger los derechos y valores de sus ciudadanos.

Reflexión final

Como podéis ver, Singapur y la Unión Europea tienen visiones y estrategias distintas para regular la IA, lo que refleja sus diferentes contextos, prioridades y objetivos. Ambos enfoques tienen ventajas y desventajas, y pueden influir en el desarrollo y la adopción de la IA a nivel regional, nacional e internacional.

Uno puede tener la sensación de que en Europa estamos poniendo barreras y echando freno a una realidad que nos va a sobrepasar queramos o no. Mientras, en Singapur, potencian e implementan el uso de la IA porque la ven como una oportunidad para prosperar. ¿Quién tiene razón? El tiempo nos lo dirá.

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